viernes, 29 de diciembre de 2006

20/12/2012 20:12 Hrs.

20/12/2012 20:12 Hrs.

El modo en que tan importante información llegó a ser del conocimiento de Ozymandias Price es totalmente desconocido. Esos datos se han perdido ya. Lo único que ha trascendido es lo que dicho hombre hizo con tal información.

La información que llegó a oídos de Ozymandias Price el día 19 de diciembre de 2012 fue la siguiente: al día siguiente, el 20 de diciembre de 2012 a las 20 horas con doce minutos el mundo se acabaría.

Lo que Ozymandias Price hizo con esta información fue lo siguiente: absolutamente nada.

Ozymandias Price se enteró del destino final del mundo exactamente 23 horas y 37 minutos antes de que esto ocurriera. Por supuesto toda la noche no pudo dormir, primero que nada, naturalmente, por el impacto que enterarse de algo así supone, incluso para la persona con el temple más fuerte que se pueda encontrar. Cuando hubo superado el shock inicial, , Ozymandias se puso a pensar en que hacer con la información.Permaneció, totalmente inmóvil en el sofa del salon de su casa durante toda la noche y toda la mañana. No se molestó en comer, en ir al baño, ni siquiera en acomodar su posición una sola vez, mucho menos de coger el teléfono que sonó 3 veces en todo ese tiempo o atender a la puerta, a la cual llamaron una vez a las 11 de la mañana. Que fue lo que pensó o consideró durante todo ese tiempo es imposible saberlo y de cualquier forma, poca importancia tiene.

Finalmente, a las 19 horas con cincuenta y tres minutos Ozymandias Price se levantó del sofa y dos minutos más tarde, sin molestarse siquiera en ponerse una chaqueta, estaba en la calle, bajando por San Vicente Ferrer hacia su bar favorito situado en el otro extremo de la plaza dos de mayo, en la calle de Divino Pastor, al cual llegó en un tiempo de exactamente diez minutos. Fue caminando lentamente observando todo y a todos como si fuera la primera vez que saliera a la calle en toda su vida. Resulta que era todo lo contrario, y era la última ve que saldría a la calle en toda su vida y vería el mundo, y en toda la vida de todos los demás, por supuesto.

A las 20 horas con 5 minutos estaba sentado en la barra del bar y estaba pidiendo una caña, la cual le sirvieron un minuto más tarde. Tranquilamente, Ozymandías observo primero el rcolor rubio de la helada bebida coronado por una burbujeante y espesa espuma blanca, y se llevó el vaso a la boca. Justo antes de que le diera el ultimo trago al vaso, exactamente a las 20 horas con doce minutos del 20 de diciembre del año 2012, el mundo llegó a su fin, calladamente, y sin que nadie más en el universo lo notara.

Cometa

La diferencia está en que el cometa,
sujeto al capricho del viento,
va a donde éste lo lleve;
y la veleta cambia de dirección
según la corriente,
pero en realidad no va nunca a lugar alguno.


Un día, y no precisamente de forma inesperada para ella,, un viento fuerte proveniente del este la elevó y como a un cometa, se la llevó volando por los aires...

Por un tiempo voló en dirección oeste (en ningún momento sintió miedo, pero si expectación y algo, no demasiada hambre) hasta que una corriente austral , mucho más potente (y que le hizo pasar algo de frío pese a ir bastante abrigada), le cambió totalmente el rumbo...

Finalmente y tras varios cambios de dirección a manos del caprichoso viento, y gracias a una corriente proveniente del Golfo, y después de varias horas de haber dejado su casa, aterrizó, quizá habría que añadir que un poco accidentadamente, en unas costas con un mar de olas grandes, azul profundo, con una fuerte brisa, causa probable de que hubiera tocado tierra y arena blanca y fina. Exactamente frente a que mar se encontraba, ella no tenía idea...

Durante un corto tiempo, se sentó en la arena, contemplando el océano, recordó como cuando era una niña, le preguntó a su padre si ella había nacido en el mar, y las olas la habían traído a la tierra. La respuesta negativa de su padre no la disuadió de sus pensamientos (¡pocos pueden con una cabeza tan dura!) y aún ahora, ya adulta, hay algo en su corazón que siempre añora el mar y algo en su cabeza le dice, a pesar de que la madurez ya le acecha y la lógica tiene cada vez más poder sobre la pasión, (como tal vez desafortunadamente, le va pasando a todos a medida que crecen) que de alguna forma ella provino del mar, las olas la trajeron a tierra en donde sus padres la encontraron y decidieron en el acto llevársela a vivir con ellos...

Fiel a sus costumbres, o quizá mejor dicho, a las costumbres de su corazón, rápidamente se enamoró perdidamente del paisaje que contemplaba, y cayó perdida, loca perdida cuando vio ponerse el sol, que hacía que el agua bailara en colores dorados y azules. Rápidamente, su mente comenzó a soñar en como sería su vida en esa playa, y como pasaría feliz el resto de sus días ahí...

No había pasado otra hora, cuando de repente, aún encantada por la belleza del sitio, un capricho invadió su cabeza y se imagino a sí misma en verdes bosques con montañas nevadas en el horizonte. El viento obediente sopló de nuevo y se la llevo por los aires...

Los últimos días de un Hombre Invisible

Era un día más de verano, no hacía demasiado calor. Uno de esos días que no parece que serán algo especial. Salió por la puerta principal, y respirando profundamente, sin mirar atrás, dió un paso adelante y desapareció. Ese día había decidido volverse invisible. Nadie volvió a verle jamás.
Tres años después, durante un invierno especialmente frió, murió en una pequeña pero acogedora habitación de hotel. Murió completamente solo, pero su vida terminó tranquilamente y sin dolor, mientras dormía. Su cuerpo nunca fue encontrado...

Walking inside a Dream or Will you let me rest in my sleep?

You are here, I saw you in my dream. It was that Plaza were those people gather to play. There was that blonde, with too white a face, girl, playing ta violin. The band with that big, fat, black guy, with an enormous saxophone that even though he played so hard, blowed so hard, wouldn't make the least of sounds, no sound at all. Those three drummers in the back, not playing together, not minding each other, but no sound at all. The sad clown playing the harmonica. Come to think of it, it looked more like a dumpster than a Plaza. To the other side, right across the Plaza, a cafe and people walking back and forth, an hyppophotamus, a blue hyppophotamus in a gray, muddy trenchcoat among them, also a breathtaking woman and a skinny, tall, pale skinned, dark curly haired man, he was carrying something that looked like a gas mask. He seemed to know his way around, not the Plaza... he seemed to know his way around the dream.You are here, although you've somewhat changed. You didn't look quite like you, but you did, maybe you weren't you in some other way, but I could still tell it was you. As I walked across the square, in that slow pased but quick walk, through the people, the noise, the music, the noise-music (it all made no sound at all) towards you, I doubted, almost turned back because as I got closer and closer I could tell even more you were different, but then I noticed it was still you, so I didn't turn back. You were sitting o the ground with your back to the wall, right beside the band with the guy with the mute sax, no matter how hard he blew it. I walked to you and in front of you, with my legs crossed in the way little kids sit down in the floor. I just grinned and stared at you. After a while (an eternity, an hour, never, always) I opened my mouth and spoke (or maybe I didn't,) but I said something...

Woke up with the feeling you were here right next to me... but you werent... not anymore...

Enrique y Antonia

Enrique tiene cáncer en la garganta desde hace dos años. Ahora él tiene setenta y siete. Antonia, su esposa tiene tres menos que él.Viajan juntos en el metro totalmente en silencio. Enrique sabe que con el ruido del vagón es imposible que Antonia pueda escucharle. No es que Enrique ya pueda hablar mucho en estos días y además la entrada del invierno agrava sus problemas. Enrique solía ser un excelente conversador y de hecho, lo primero que hizo a Antonia enamorarse de él eran sus fascinantes historias y divertidas anécdotas. Todo eso ha quedado ya en el pasado.

Con el paso del tiempo, Antonia le habla a Enrique cada vez menos. El alma se le hace pedazos cuando escucha la rota voz de su marido y ve las muecas que su boca hace al intentar vocalizar la más simple de las palabras. Muchas veces el esfuerzo es en vano. Enrique quisiera utilizar los pocos sonidos que le quedan por emitir a sus cuerdas bucales para decirle a Antonia que la ama y que si sigue vivo es porque no se atrevería a dejarla nunca. Escuchar esto es quizás lo que el corazón de Antonia necesita para descansar un poco y saber que en verdad está haciendo algo por su marido, pues todos los días siente la impotencia de no tener en sus manos el devolverle la voz o al menos aliviarle un poco el constante dolor que el siente. Pero Enrique no se atreve a decirle nada. Casi le da vergüenza dirigirse a ella con esa rota voz. Esa maldita y horrible rota voz.

Sin embargo, Enrique encuentra la mirada de Antonia y no puede evitar sonreírle como le sonrió aquella primera vez que la vio hace ya tanta vida.Este gesto, sin necesidad de palabra alguna, consuela las lágrimas de ambos en las noches, cuando se dan la espalda en la cama y duermen para olvidarse un poco de sus penas, viajando a un lugar donde siempre son jóvenes y nadie está enfermo, todos pueden hablar y nadie afronta una inminente muerte.. En ese mundo de sueños, el joven Enrique solo mira a la joven Antonia y le sonríe. Tampoco aquí les hacen falta las palabras.